Reseña de lo vivido en nuestro segundo encuentro

Jueves 14 de mayo de 2009

Felisberto, una escritura extraña e inconfundible

Un nuevo encuentro, una nueva lectura compartida; esta vez, el cuento La envenenada, de Felisberto Hernández. La consigna, fue la misma: plantarse frente al texto como lectores activos, para construir sentidos desde lo que cada uno traía. Porque es evidente que cada lector, por inexperto que sea, dispone de una especie de “caja de herramientas”, que contiene todo aquello de lo que debe echar mano a la hora de la lectura: lo que siente, lo que sabe, lo que ha leído, lo que puede imaginar, lo que ha visto… saberes que enriquecen enormemente el texto.
En este encuentro, los lectores malditos, que ya conocían las reglas del juego, terminada la lectura, tomaron la palabra llenos de confianza y opinaron, exploraron posibilidades, cruzaron hipótesis, se hicieron preguntas, buscaron indicios... Nadie dio por sentado lo que estaba allí, escrito en ese texto.
Felisberto Hernández, es un escritor que a pesar de haber nacido hace más de 100 años y de ser considerado por grandes como Cortázar, uno de los narradores más deslumbrantes de la literatura rioplatense, no suele aparecer en la memoria de muchos lectores, más o menos informados. Sus primeros textos aparecieron publicados en algunas revistas y periódicos de poca tirada. Su ascenso fue muy paulatino, y aún hoy no goza de gran reconocimiento. Entre otras cuestiones, la escasa difusión de su obra, se debió al carácter extraño de sus textos, que desafían las capacidades del lector, y que hacían difícil ubicarlo dentro de los rótulos genéricos entonces vigentes.

“…le surgió esta pregunta: ¿qué vale más? ¿el asta o la banderita? En este caso le pareció que era más importante el asta que la bandera; y pensó en todas las astas y las banderas, y vio en todas las astas un valor que hasta ahora no había visto; las veía apuntar al cielo, y su rigidez era de tanta fuerza y tenían una protesta tan desesperante como el brazo de la envenenada”

La envenenada es un cuento que, junto a otros tres relatos, pertenece a un humilde librito llamado del mismo modo, publicado en 1931 en una modesta imprenta del interior uruguayo. El texto invita a encontrar nuevas relaciones entre las cosas, las ideas, los conceptos; llegar a las palabras y desestructurar el imperio de la razón con algunos giros inesperados. El autor emplea un lenguaje sencillo, casi espontáneo, donde lo más interesante, no es un final insólito o extraordinario, sino las sensaciones que aparecen mientras avanza el relato que buscan provocar al lector, causarle gracia, inquietarlo, hacerlo dudar o detenerse en cuestiones demasiado cotidianas como para tener en cuenta…todo el texto requiere de su participación.
En eso consistió esta nueva experiencia de lectura. El texto, hacia el final del encuentro se había abierto tanto, había crecido tanto después de haber pasado por cada uno de los lectores, que ya no era el mismo…

El próximo lunes, 18 de mayo tendrá lugar el tercer encuentro presencial en el Instituto 127 (sede Escuela Normal) a las 18.30. Se renueva la invitación a toda la comunidad nicoleña para participar de este nuevo espacio cultural para la ciudad. Asimismo, quedan abiertas las puertas del blog de los lectores malditos, para participar de los encuentros virtuales: http://www.clubdelectoresmalditos.blogspot.com/.